¿Qué es el envejecimiento exitoso?
No obstante el amplio conocimiento que existe sobre la vejez y los adultos mayores, se sabe relativamente poco sobre cómo éstos estructuran y organizan su vida diaria. Esta información debe ser valorada en su contexto: qué actividades llevan a cabo, dónde y con quién. El conocimiento sobre las actividades de la vida diaria en la edad avanzada es importante por varias razones.
En este contexto de objetivos, motivaciones, habilidades, preferencias, necesidades, deseos, restricciones externas, cambios normales y patológicos, los adultos mayores pueden llevar a cabo diferentes actividades diarias participando en aquellas que aseguren el mantenimiento personal (comer, bañarse, vestirse, etcétera) que se consideran un ingrediente básico en la vida. Sin embargo, también pueden ir más allá de las actividades básicas y tomar parte en el medio ambiente externo dirigiéndose a otros e involucrándose en actividades autoenriquecedoras. Por lo tanto, es importante diferenciar entre tres tipos de actividades de la vida diaria de los adultos mayores (Horgas, et al., 1998):
• Actividades básicas: mantenimiento personal en términos de supervivencia física.
• Actividades instrumentales: mantenimiento personal en términos de supervivencia cultural.
• Trabajo, actividades de ocio y actividades sociales: actividades comunitarias y autoenriquecedoras.
Entender cómo los adultos mayores invierten su día proporciona una visión del mundo cotidiano de uno de los segmentos poblacionales de mayor crecimiento en la actualidad. Por lo tanto, identificar similitudes y diferencias en los patrones de actividad, así como entender la vasta heterogeneidad de formas en que se invierte un día, refuerza el punto de vista multidimensional de la vejez. Esto también brinda datos sobre la manera en que los recursos personales definen no sólo cómo se invierte un día, sino también dónde y con quién se invierte. El reconocimiento de estos factores puede ayudar a la aplicación de estrategias que apoyen la adaptación de un adulto mayor, en vista de la pérdida de recursos biofísicos, psicológicos y sociales asociadas al envejecimiento.
El modelo de envejecimiento exitoso no se definió operacionalmente por sus autores, pero hay ejemplos en la literatura donde se hace una definición operacional del mismo (Strawbridge, et al., 2002), de acuerdo con los tres componentes mencionados en el modelo. Por ejemplo:
• Ausencia de enfermedad, de discapacidad y de factores de riesgo: para ausencia de enfermedad, se menciona ausencia de enfermedades del corazón, eventos vasculares cerebrales, bronquitis, diabetes, cáncer, osteoporosis, enfisema o asma. Para ausencia de discapacidad, se menciona la capacidad de ejecutar actividades básicas. Para la ausencia de factores de riesgo, se menciona la ausencia del hábito de fumar, de hipertensión y
obesidad, etcétera.
• Mantenimiento de funcionamiento físico y cognitivo: se menciona la capacidad para llevar a cabo actividades instrumentales en el hogar y en la comunidad.
• Participación activa en la vida: se menciona el contacto con amigos cercanos y familiares, y llevar a cabo actividades que pueden ser de paga, cuidar y jugar con niños (por ejemplo, nietos), limpiar la casa, etc.
Sin embargo, ni la teoría de la actividad ni el modelo de envejecimiento exitoso toman en cuenta cómo se adapta el adulto mayor a las circunstancias vitales asociadas con el envejecimiento, las cuales obviamente repercuten en el funcionamiento en la vejez. De ahí que sea pertinente cuestionar cuáles son las estrategias que usan los adultos mayores para adaptarse a las pérdidas y retos en su desarrollo.