Repensando la dependencia en adultos mayores
Con el envejecimiento ocurren cambios biológicos y emocionales asociados con una disminución en la funcionalidad de los sujetos. Varía también la necesidad de ayuda y en ocasiones ésta se incrementa con la edad. Pero a pesar de que tales cambios son comunes en un envejecimiento normal y activo, existen elementos que aceleran la pérdida de vida saludable y potencian el deterioro de la calidad de vida en las personas mayores. Destacan, por ejemplo, la falta de acceso a servicios de salud y seguridad social, la imposibilidad de generar recursos propios y trasformar los ya disponibles (en caso de haberlos), la ausencia de redes sociales de apoyo, un acceso incierto o limitado a los alimentos, así como un entorno social adverso (rivera, 2005).
Estos procesos se originan en un momento histórico particular en el que las contradicciones propias de un patrón de acumulación capitalista de corte neoliberal generan riqueza –producida socialmente– y al mismo tiempo crean mayor desigualdad y pobreza como resultado, entre otras razones, de una inserción desigual de los colectivos humanos a los proce- sos productivos, así como de formas desiguales de participación en el consumo para satisfacer sus necesidades. Ambas condiciones explican las grandes diferencias observadas entre grupos sociales, particularmente en países, regiones y sociedades altamente dependientes, donde los contrastes socioeconómicos son muy marcados. En esta lógica de acumulación donde los criterios productivistas le asignan valor a la vida humana por encima de cualquier argumento, tanto los ancianos como los sujetos que envejecen han dejado de ser útiles para el capital y por lo tanto son excluidos, marginados y discriminados. en síntesis, han dejado de ser pro- ductivos en un sentido estrictamente económico.
La producción y reproducción del capital están asociadas a “lo joven”, a “la juventud”, a etapas tempranas de la vida en las cuales se exige a los sujetos desarrollar habilidades físicas e intelectuales en el menor tiempo posible, compitiendo constantemente entre ellos mismos, con el objeto de acumular la mayor cantidad de riqueza, sin importar el grado de explotación al que son sometidos. los sujetos que lograron insertarse a la producción cuando eran jóvenes o adultos arriban a la vejez desgastados, con escasas oportunidades de vivir de manera digna los momentos finales del ciclo de vida. Se les desecha, se les confina y ya no resulta rentable “repararlos” para ser reinsertados a la vida productiva. Para muchos otros las experiencias prolongadas o recurrentes de desempleo y subempleo –que también resultan de las contradicciones propias del actual patrón de acumulación de capital– imponen obstáculos a la posibilidad de envejecer y vivir una vejez independiente, en el sentido más amplio del término.
Todas estas causas estructurales explican que los sujetos viejos dependan, sean vulnerables, se fragilicen, pero también determinan las formas en que puedan hacerle frente a la adversidad.
Bibliografía
http://www.geriatria.salud.gob.mx/